La hostelería salmantina y el Covid-19

Si hay una expresión que define las políticas adoptadas en el sector hostelero durante esta pandemia, que se nos antoja ya demasiado larga, sería la de "cabeza de turco".

Durante toda la duración de esta pandemia se ha utilizado a la hostelería para tapar lo que no pueden ocultar, que su falta de preparación y aptitudes hacen que la gestión de esta crisis se les queda grande.

Lo mismo da las medidas que el hostelero haya tomado para que su cliente pueda disfrutar de una caña de manera segura. Lo mismo da que de este sector dependan la mayor parte de los trabajos de Salamanca o que los estudios marquen que la tasa de contagio en los locales de la hostelería gire entorno al 1-2% del monto total. Cuando las crisis llegan es más fácil señalar a un único culpable que estudiar los factores reales de esta.

Y así la hostelería se adentra de nuevo ante un nuevo cierre en toda Castilla y León a partir de este viernes 6 de noviembre. Cierre del que se conoce inicio pero no final y que sume a la mayoría de hosteleros y negocios indirectos a una incertidumbre nunca antes vista por la mayoría de nosotros.

Negocios que no volverán tras este nuevo cierre, demasiados gastos, demasiados riesgos pero sobre todo, demasiada incertidumbre. Nadie es capaz de calmar el nerviosismo y las dudas cada vez más en alza de un sector que agoniza a ritmos agigantados con previsiones de perder mas del 40% de los negocios dedicados a este.

La hostelería no es el único sector afectado, pero si uno de los más golpeados y con mayor importancia no solo en Salamanca si no en todo el país. En Salamanca no obstante, se trata de un sector cuyo cierre golpea con mayor fuerza que en otras zonas del país debido a su dependencia del sector servicios.

La incertidumbre crece ante la cercanía de unas fiestas navideñas que durante años han sido uno de los alicientes más grandes para el sector y de que no poder trabajarlo de manera correcta ese 40% de cierres podría crecer de manera exponencial.

Un futuro incierto y poco halagüeño del que solo una cosa hay clara, LO QUE LA CLASE POLÍTICA TUMBA EL AUTÓNOMO LA LEVANTA.